Si estás leyendo esto, es porque probablemente ya sepas mi nombre; igualmente lo recuerdo para los más despistados, mi nombre es Héctor Andrade y tengo la enorme fortuna de decir que me crie en una familia rodeada de artistas: mi abuelo era pintor, mi madre cantante, y mi prima (y mentora) actriz. Esto hizo que, desde muy temprana edad, tuviera contacto con varias disciplinas artísticas que despertaron esa parte creativa que todos llevamos dentro, pero lo mío, sin duda, era la interpretación. Durante mi infancia me encantaba crear gran variedad de personajes, historias fantásticas y tramas complejas (o eso creía yo) con cualquier juguete que encontrase por casa.
Cuando llegó mi adolescencia, deje de jugar y me empecé a formar. Entré en una academia de danza urbana y un par de años después en la academia de teatro que abrió mi prima en mi ciudad; aquello me cambió la vida, tanto fue así que dejé la danza a un lado y me volqué de lleno en lo que ya había descubierto que era mi pasión. Participé en numerosas obras de teatro y musicales que consiguieron que al acabar el instituto, me mudase a Madrid para formarme de manera profesional y ganarme la vida gracias a la interpretación (la típica historia de perseguir tus sueños). A día de hoy, resido en Madrid, formándome en varias escuelas de interpretación, y sé que ese sueño que vine a cumplir aquí, tarde o temprano se cumplirá.